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jueves, 13 de agosto de 2015

Pacto de lealtad, de Gonzalo Giner

@GonzaloGiner, madrileño nacido en 1962, veterinario licenciado en 1985 por la Universidad Complutense de Madrid, se lanzó a la aventura literaria en 2005 con su primer libro titulado «La cuarta alianza», con la que obtuvo un notable éxito, que se consolidó en 2008 con su «El sanador de caballos», con la que alcanzó cotas muy favorables de la crítica y los lectores, aunque anteriormente, en 2006, había visto la luz «El secreto de la logia». Desde entonces su autor continua presente con otros libros como «El jinete del silencio», publicado en 2011 y este que nos ocupa.

Es esta la historia de un perro, Campeón, un can sin pedigrí, que participó activamente en el frente en la guerra civil española. Su dueño, Andrés Urgazi, es teniente de la legión y está participando en las escaramuzas que tuvieron lugar en Asturias en épocas inmediatamente anteriores a la Guerra Civil. Pero la verdadera protagonista es Zoe Urgazi, hermana de Andrés, casada con un militar que le obligó a abandonar su verdadera ilusión en la vida, al dejar por su matrimonio la carrera de veterinaria en segundo año, una carrera casi vedada a las mujeres en aquellos tiempos. En muy poco tiempo, la vida de Zoe dará un giro de ciento ochenta grados, al morir su marido en la contienda asturiana y ser desahuciada del palacete madrileño en el que vivía por la familia de su marido. El padre de Zoe, veterinario muy calificado, se halla preso en la cárcel de Salamanca y muy enfermo. Zoe se ve abocada a malvivir sin dinero y sin trabajo en un cuartucho de alquiler en uno de los barrios más pobres de Madrid, donde llega a ser acosada por el amante de su casera, lo que marcará diversas épocas de su vida. En este sinvivir, Andrés es trasladado a su cuartel de la legión en el norte de África, donde tiene lugar un giro fundamental en sus dedicaciones, por lo que se ve obligado a dejar a su perro, Campeón, con su hermana Zoe, a la que llama cariñosamente «la canija». Una amiga de Zoe propicia el encuentro con Max, un suizo director de la Cruz Roja internacional que está creando en Madrid una unidad canina para servicios sanitarios. El primer trabajo de Zoe le lleva a conocer a Dorothy, una americana que adiestra pastores alemanes en una finca situada en la suiza localidad de Vevey. Allí empezará a disfrutar de su verdadera ilusión como veterinaria especializada en perros y también conocerá a Luther, un reputado veterinario alemán especialista en perros, que se ve forzado bajo amenazas a trabajar para los mandamases de la cúpula nazi en el adiestramiento de perros de ataque para los campos de concentración y la búsqueda y recuperación de una raza de perros alemanes perdida: los bullenbeisser. De vuelta a Madrid, Zoe desarrolla su trabajo con pulcritud y a satisfacción de Max cuando se declara la Guerra en julio de 1936. Diversas vicisitudes tendrán lugar en las vidas de Zoe y Andrés así como de Luther, relacionadas con los sucesos derivados de la guerra y la intervención de tropas alemanas en la contienda. Al final, el destino de Luther y Zoe confluirá en una cabaña perdida en el Pirineo y les llevará a participar con sus perros en la guerra de forma indirecta bajo la incesante búsqueda de los alemanes que tratan de encontrar a Luther a toda costa.

La lectura de este libro deja constancia en todo momento de la ilusión del autor por su profesión de veterinario, a la vez que nos ofrece sus conocimientos de forma accesible como ya hiciera en el mundo de los caballos en los otros dos libros suyos que he leído: «El sanador de caballos» y «El jinete del silencio». La historia está admirable y respetuosamente ambientada en esa época dramática de los años treinta del siglo pasado, donde en España tenía lugar la Guerra Civil y en Alemania se experimentaba el nacimiento y auge del nazismo. El engarce de la historia novelada con los hechos reales es muy plausible y está admirablemente conseguido dentro de un profundo respeto por unos y otros. La novela ensalza el ancestral pacto del perro con el hombre, incluso en ambientes convulsos como los descritos. Sin prodigarse más de lo necesario en términos profesionales veterinarios, los conocimientos que adquirimos son muy interesantes a la vez que la psicología de los personajes, no solo de los protagonistas, sino de muchos otros, está muy bien conseguida. La novela se sigue con mucha facilidad, en una lectura muy agradable, hasta llegar a enganchar al lector que no podrá dejarla hasta el final. La acción y la emoción están garantizadas en esta historia de relaciones entre humanos y perros, al tiempo que habremos aprendido numerosos detalles del mundo de los canes y de la historia de España.

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