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lunes, 30 de septiembre de 2013

La última lección de Randy Pausch o un científico con sentido común

Acabo de leer un libro que nunca se me hubiera pasado por la cabeza coger. Después de tanto tiempo, he vuelto por una temporada al papel (he regalado mi libro electrónico a mi madre a la espera de un nuevo modelo). El libro llevaba un año en mi mesilla, abandonado, me lo dio mi hijo al que se lo había regalado la orientadora del colegio. Se presentaba como libro de autoayuda o para cursos empresariales de motivación y liderazgo, ¡buf! no me va ese tipo de libros, pero a falta de algo mejor era una buena ocasión para echarle un vistazo. El argumento resultaba un poco duro, historia real, autobiográfico, profesor universitario al que han diagnosticado una enfermedad terminal y aprovecha para plasmar sus pensamientos con la ayuda de un escritor. Como punto de partida una conferencia que dio en su universidad para compartir cómo sería la ‘última lección’ y como objetivo dejar un legado a sus hijos aún demasiado pequeños para poder recibir una charla de este tipo. El personaje no resulta simpático de entrada y de hecho él mismo es consciente de ello pero cada capítulo aporta una enseñanza, una visión de la vida que no sé puede por menos que compartir en la mayoría de las ocasiones. El hombre es claro, fresco y franco, en ocasiones excesivamente franco, no tiene nada que perder. Algún capítulo te hace llorar pero en ningún momento se ve autocompasión o deseo de ser sentimental, simplemente nos presenta sus pensamientos tal cual le vienen a la cabeza y no deja de hablar de ningún tema, la familia, los padres, el trabajo, los alumnos, el saber… Se permite el lujo de dar consejos, ninguno me ha parecido descabellado. No intenta evangelizar simplemente compartir, y eso es lo que me ha gustado de este libro. Y eso es lo que te apetece después de leerlo, compartir e intercambiar tu visión de la vida con los demás...y dado el origen del libro no hay problema de que te destripen el final de la historia. En resumen los pensamientos de un tipo científico con una gran dosis de sentido común.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Franco, Don Juan, los reyes sin corona, de Ricardo de la Cierva

¡Ufffffff! Todo el verano peleando con este libro, leyendo a ratos de forma simultánea con otros, y ello por dos razones: su tamaño físico y su enorme contenido. Hay un período todavía muy oscuro de la Historia de España sobre el que están saliendo a la luz opiniones cada vez más estudiadas y autorizadas. Pudiera no ser el caso de este libro que ya cuenta con veinte años desde su publicación, y aunque «la Historia es esclava de la verdad» hay muchas formas de contar la historia. Ricardo de la Cierva acometió está obra en forma de entregas en la revista Época que ahora pueden encontrarse reunidas en este libro de gran tamaño, DIN A-4 y setecientas páginas llenas de texto y fotografías comentadas que componen un viaje por la historia de España a través de las vidas paralelas de estos dos personajes que con sus avenencias y desavenencias dejaron su impronta y condicionaron la España de nuestros días. Podemos leer en «Wikipedia» que «De La Cierva ha publicado numerosos libros de temática histórica, principalmente relacionados con la Segunda República Española, la Guerra Civil Española, el franquismo, la masonería y la penetración de la teología de la liberación en la Iglesia Católica».

No se puede pretender resumir un libro del tamaño y contenido del que comentamos. Referencias, citas, cartas, confidencias, personajes, hechos… todo tiene cabida de una forma exhaustiva y pormenorizada que seguramente gustará a algunos y disgustará a otros. El propio autor se despacha a gusto a lo largo del texto y especialmente en el capítulo final con otros autores, algunos historiadores, y sus libros, para los que tiene comentarios de aprobación o disgusto que nos pueden servir de referencia si estamos interesados en profundizar en el tema, un tema espinoso pero interesante en el que aún queda mucho por descubrir. No perdamos de vista la ya comentada antigüedad del libro que irá siendo confirmado o desmentido a medida que nuevos investigadores accedan a los archivos que se están liberando y a los que el autor manifiesta no haber podido hacerlo, especialmente los de la Fundación Francisco Franco Bahamonde que le fueron negados.

A medida que se avanza, lentamente, en la lectura, se van descubriendo numerosas facetas de la vida de estos dos personajes trascendentales y enfrentados prácticamente durante toda su vida. Unas relaciones tensas, dominadas en todo momento por Franco desde el poder, que llevaron por diferentes derroteros a don Juan y la camarilla de ayudantes en su consejo privado, hasta excluir del reinado a don Juan y nombrar a su hijo Juan Carlos, nuestro actual rey, sucesor suyo. Franco murió en noviembre de 1975 mientras que don Juan perduró hasta abril de 1993 apartado de su condición de rey por las decisiones de aquel tras renunciar en 1977 a los derechos monárquicos que su padre, el rey Alfonso XIII le había transferido a pesar de ser el tercero de sus hijos y que permitieron una reinstauración de la monarquía en España sin sobresaltos.

Hay que armarse de valor y paciencia, a la vez que tener muchas ganas de conocer la historia para enfrentarse con este mamotreto, que por otra parte es solo uno de los muchos libros recomendables. Un paseo por las innumerables fotos y comentarios que jalonan sus páginas nos darán también una idea, aunque no tan profunda, si no queremos entrar en los detalles. Pero a buen seguro que una vez leído cambiaremos muchas de las ideas que teníamos sobre muchos de los temas y personajes tratados en el libro, cuestión que no sé si es buena o mala. Ya se sabe que «ojos que no ven, corazón que no siente» por lo que muchas veces uno piensa que es mejor estar en la inopia y vivir feliz. Gracias a Dios, no es mi caso.

domingo, 15 de septiembre de 2013

CURSO VERANO UIMP/SIN NOTICAS DE GURB, de Eduardo Mendoza.


 Hoy voy a colgar una lista elaborada por el escritor Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943). Del 12 al 16 de agosto tuve la oportunidad de asistir al curso que impartió este año en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander (Palacio de la Magdalena) titulado Los libros que hay que leer. Eduardo Mendoza es divertido cuando escribe y es divertido como conferenciante. Era verano, hacía calor, y el ambiente estaba lleno de sonrisas. Allá va la lista:

La Biblia.
La Abadía de Northanger, de Jane Austen.
Memorias de la casa muerta, de Dostoyevsky.
La busca, de Baroja.
Si esto es un hombre, de Primo Levi.
El Quijote, de Cervantes.
Guerra y paz, de Tolstoy.
Anales, de Cornelio Tácito.
Edipo Rey, de Sófocles.
El sur, de Borges.
Las desventuras del joven Werther, de Goethe.
La vida es sueño, de Calderón de la Barca.
Hamlet, de Shakespeare.
La metamorfosis, de Kafka.
Divina Comedia, de Dante.
Cándido, de Voltaire.
Las amistades peligrosas, de Choderlos de Laclos.
Moby Dick, de Melville.
La isla misteriosa, de Julio Verne.
El sueño eterno, de Raymond Chandler.
El hombre del traje marrón, de Agatha Christie.
Pedro Páramo, de Juan Rulfo.
Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
Todo se desmorona, de Chinua Achebe.
Libro de la almohada, de Sei Shonagon.
En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust.

Eduardo Mendoza no recomendó ninguno de sus libros (en más de una ocasión nos dijo que si se sentía orgulloso de algo era de su trabajo como traductor) pero V. hace mucho me comentó que se lo había pasado pipa leyendo Sin noticias de Gurb. A. y A., dos compañeros del curso me regalaron por mi cumple el libro, y en pocos días lo devoré. En el año 1990 apareció Sin noticas de Gurb publicado por entregas en el periódico El País y un año después salió a la luz como libro.

            Eduardo Mendoza no comprende el gran éxito del libro, pero el caso es que mi ejemplar es la 44ª impresión. ¿Qué entenderán los que leen el libro –traducido – y no tienen las referencias necesarias como para saber quién es la cantante Marta Sánchez ni lo que representaba en aquella época? Se pregunta. El caso es que como me dijo V. te lo pasas muy bien siguiendo la pista de Gurb. Porque Gurb apenas aparece en el libro, ha desaparecido, y  junto a uno de sus compañeros alienígenas tendremos que emprender la tarea de encontrarle en la Barcelona preolímpica. Gurb se ha transformado en Marta Sánchez, y no sabemos dónde carajo está.

            Novela breve escrita en forma de diario, está dividida en quince capítulos (desde los días 9 hasta el 24). El diario lo va escribiendo ese extraterrestre compañero de Gurb, y en él anotará unas cuantas veces la frase que da título del libro: Sin noticias de Gurb. Hasta que de con él conocerá a varias personas, nuestras costumbres, nuestra sociedad, paseará por esa Barcelona llena de socavones.
            Hace ya días que lo leí y cada vez que pienso en él me sale una sonrisa y  me viene a la cabeza la canción de los bolígrafos Bic pero con Gurb.
Gurb naranja escribe fino
Gurb cristal escribe normal
Gurb naranja, Gurb cristal
Dos escrituras a elegir
Gurb, Gurb, Gurb, Gurb, Gurb


Cuando leo a Mendoza tengo presente la distinción que hacía Bryce Echenique entre el humor cervantino y el humor quevedesco: el primero está ligado a lo sonriente, lo tierno, lo irónico, mientras el segundo es más sarcástico y cruel. Sin duda Eduardo Mendoza,  tanto como escritor como conferenciante se decanta por el primero.


Patricia L.D.

Nota 1: Obviamente la lista se quedó corta pero sólo teníamos cinco días, y entre conferencia y conferencia también fueron saliendo otros libros. Lo que me gusta de Eduardo Mendoza es que sabe desviarse del programa y perderse si es necesario. No obstante, el programa lo vimos entero.
Nota 2: “Sin noticias de Gurb” es un libro que mandan leer a los adolescentes, suele gustarles mucho. 

sábado, 14 de septiembre de 2013

El abogado de Indias, Amós Milton

@AmosMilton Ópera prima de este autor almeriense, abogado de profesión pero persona inquieta que entre otras cosas se dedica a recuperar el legado cultural del baño público en las ciudades, teniendo uno de ellos en funcionamiento en la mismísima Nueva York. Según he podido leer, dedicó seis años a la documentación de esta novela, que fue publicada en 2011.

La acción comienza en 1595 y tiene lugar en la populosa ciudad de Sevilla, uno de los centros del mundo por ser puerto de conexión y receptora de la plata y mercancías valiosas que llegan de la recientemente descubierta América. Académicamente esto no es así, pues una breve introducción inicial describe un pasaje de captura de esclavos en las costas de África que luego no tiene continuación ni conexión ninguna con el desarrollo de la trama, o al menos yo no la he encontrado salvo un apunte muy breve al final. Alonso Ortiz de Zárate y Llerena es un joven de clase llana, prácticamente sin padre, manteísta de la universidad de Sevilla que con un espíritu inquebrantable lucha denodadamente contra viento y marea para obtener el título de doctor en leyes, algo tradicionalmente vedado a los de su clase y condición. Su padre, leguleyo también, tuvo que salir por pies años antes hacia las Indias al ser amenazado por su participación en ciertos hechos que le granjearon la animadversión de la ciudad, dejando a Alonso y su madre casi sin recursos. Consigue de forma brillante el título a pesar de todos los inconvenientes y se dispone a librar sus primeros casos en compañía de su tío Diego, antiguo soldado de los Tercios y que también es tratante de éxito en los tribunales aunque sin titulación universitaria.

Aristócratas, hombres de la Iglesia, caballeros, mercaderes, obreros, rufianes y ladrones son la base de una sociedad en formación pero también en decadencia que se nos muestra con toda su crudeza. Corren los últimos años de vida de Felipe II, la Inquisición conserva todo su poder y las administraciones y la justicia doblegan a los miserables en favor de los poderosos, como ha sido siempre y lo seguirá siendo por los siglos de los siglos. La novela transcurre vertiginosamente llevándonos por numerosos vericuetos de la vida en sociedad del protagonista, sus amigos y sus clientes. Proezas y miserias se van mostrando con crudeza hasta alcanzar un final que no es tal y que no desvelaré, pero que deja muy abierta una continuación.

Las comparaciones son odiosas, y más en materia literaria, pero durante su lectura me ha venido a la memoria otra novela publicada en 2012 de similar ambientación como es “La leyenda del ladrón” de Juan Gómez Jurado comentada en este blog. Ítem más, la figura de nuestro insigne Dn. Miguel de Cervantes tiene participación en la misma, como ya lo hiciera en aquella, aunque con diferente tratamiento. A mi entender, la novela está muy bien documentada y ambientada, especialmente en los aspectos de la justicia de la época, como no podía ser de otra manera dada la profesión real del autor, que incluso nos aclara al final determinado episodio con un tal Heleno de Céspedes que ocurrió realmente aunque en Madrid, habiéndolo el autor trasladado a Sevilla. Una historia sencilla, bien urdida, con una sucesión trepidante de acontecimientos que la convierte en muy entretenida. Con un lenguaje preciso y cuidado, se lee de un tirón si uno es aficionado a la novela de corte histórico, aunque no es precisamente pequeña con sus ciento diez mil vocablos.

El palacio de los Pinelo, en el que vive la influyente familia de Andrea, amigo íntimo de Alonso, es un edificio renacentista de principios del siglo XVI situado en el casco histórico de Sevilla, visitable en la actualidad y sede en la actualidad de la sede de la Real Academia sevillana de Buenas Letras y de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría.

El autor ha realizado una apuesta fuerte por la fidelidad del lector al quedar abierta en su conclusión. Habrá que estar atentos al twitter del autor, @AmosMilton, para tener conocimiento de la aparición de una segunda parte picados por la curiosidad de la evolución de la vida del protagonista Alonso en nuevos cometidos.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Circo Máximo. La ira de Trajano - Santiago Posteguillo

@SPosteguillo es uno de mis autores favoritos desde la publicación de La Trilogía Africanus.
Y han tenido que pasar justamente dos años de la publicación de mi reseña del primer libro de la Trilogía de Trajano, Los Asesinos del Emperador, y es mucho tiempo esperando, pero mas vale tarde....

En esta novela, y siguiendo una perfecta disciplina, el autor nos muestra en los prolegómenos todos los personajes intervinientes, una exhaustiva relación, que yo me salto, y a la que vuelvo una vez finalizado el libro. Es curioso que recuerde más del 90% de los personajes, y que les ponga ya mi propia imagen, es muy difícil que esto me ocurra con un escritor distinto a Posteguillo, quizás me pase también con Follett, pero con la memoria que yo tengo (cada vez me parezco más al alemán ese...) cuando termino un libro de 1200 páginas con tal profusión de personajes y los recuerdo casi todos, es porque la obra está escrita con un estilo inigualable.

Perfectamente asentado Trajano como Emperador, esta obra nos narra la etapa militar en la que se domina la Dacia (lo que ahora es Rumanía), pero en la que se deja a su rey Decébalo como gobernante pero 'controlado' por Longino el íntimo amigo, y mucho más que amigo del César Trajano. En esa etapa en la que no hay grandes batallas, hasta la vuelta a la Dacia para derrotar definitivamente a Decébalo, tras el nuevo levantamiento de este, que aprisiona a Longino, se producen todos esos hechos no militares (aunque estrategia militar sigue habiendo mucha, y que continúe), que también dan un sabor muy especial a la obra.
El autor nos tiene acostumbrados a mostrarnos todos los hechos históricos adornados con otros acontecimientos, la vida misma, en los que aparecen todos los sentimientos, la amistad, el amor, el odio, la envidia, la bondad, la crueldad, la honradez, la corrupción....
Y para ello se vale de personajes reales y ficticios (al final del libro el autor nos cuenta que tipo de personaje es cada uno) y destacaré entre ellos a Plinio, un papel importantísimo en un juicio contra Menenia, una preciosa mujer que Domiciano selecciona para incorporarse como vestal (sacerdotisa romana), y cuyo nombramiento rompe la relación de amistad / amor que mantenía con su amigo de la infancia, Celer, con orígenes humildes pero convertido en el mejor auriga de Roma. Otro interesante personaje es Marcio, un extraordinario gladiador, que huye de Roma con Alana, una guerrera sármata, y cerraría la lista de personajes que mas me han impresionado con el arquitecto Apolodoro de Damasco, al que Trajano le encomienda la realización del puente más largo del mundo conocido y que atravesara el Danubio, y, por último, Dochia, la hermana de Decébalo. Hay muchísimos mas personajes interesantes, pero me extendería demasiado, y por supuesto, no quiero nombrar a los corruptos, que también hay muchos, pero contra ellos luchan los buenos y honrados.

Cuando de un autor has leído mucho, hay muchas cosas que te las imaginas, yo he leído toda la obra de S. Posteguillo, y efectivamente me he imaginado muchas cosas, pero en la mayoría de ellas siempre surge un nuevo concepto imaginativo, algo distinto que te sorprende, y que va más allá de lo que habíamos pensado que iba a suceder.
Y ocurren tantas cosas, y es tan adictivo, que se devora.

Y todos sabemos que este libro es la segunda parte de un trilogía, por lo tanto, en los últimos capítulos, el autor nos va familiarizando con los nuevos personajes que disfrutaremos en el próximo libro, que espero no se demore mucho. Y aquí quiero contar una anécdota que me sucedió con la primera trilogía de Posteguillo, la ilustro con una foto detalle de mis últimas compras de libros en papel (registrados en una base de datos), y cuando empecé con mis primeros estudios sobre lectura digital:
Compré el primer libro de la trilogía Africanus un 20 de Diciembre, en cuanto lo terminé, compré el siguiente, Las Legiones Malditas, y tuve que esperar 10 meses para La Traición de Roma. Recuerdo cuando me llamó mi buen amigo Manolo (desgraciadamente ya fallecido) desde su quiosco de la Cuesta de Moyano para decirme que ya lo tenía.
Tuvieron que pasar dos años para que se publicara el primer volumen de esta nueva trilogía, Los Asesinos del Emperador, libro que leí en papel, por cortesía de mi buena amiga Pilar, y que ha sido mi última experiencia de lectura 'tradicional', dos años después aparece el segundo libro de la trilogía, espero que el tercero no se haga esperar tanto. Aunque no me extraña que así sea porque la calidad tiene precio.

Califico este libro con 5/5 y agradezco a @SPosteguillo todo su trabajo, que nos hace gozar tanto y a tantos, además de descubrirnos otros maravillosos aspectos de la literatura como hizo con su libro La noche en que Frankenstein leyó el Quijote y que este verano, además nos lo ilustró en el programa de radio 'No es un día cualquiera' de RNE.

Versión electrónica de Circo Máximo. La ira de Trajano por solo 9,49€ aquí. (Esto no es publicidad)

jueves, 12 de septiembre de 2013

La noche quedó atrás, Jan Valtin

Hace ya más de dos años que me recomendaron este libro en los que he estado esperando pacientemente la posibilidad de su aparición en formato electrónico, que no se produce o al menos yo no he sabido encontrarlo. Por ello y con todo el dolor de mi corazón, me he puesto con la edición en papel, un tocho de gran tamaño y grosor con sus casi ochocientas páginas que lo hacen inmanejable para los que ya estamos acostumbrados a la liviandad de lo electrónico. Jan Valtin es el pseudónimo de Richard Krebs, nombre verdadero del autor que con 36 años, en 1941, publicó este libro del que se vendieron más de un millón de ejemplares en Estados Unidos.

Nacido en Alemania hijo de una familia humilde de padre alemán y madre sueca, desde pequeño cambió casi continuamente de domicilio por todo el mundo debido al trabajo paterno como funcionario de puertos. Esta trashumancia siempre alegró al autor al permitirle conocer mundo De su padre heredó la vena combativa y ya desde muy joven participó en algaradas como ferviente sindicalista hasta llegar a ser un destacado miembro del partido comunista alemán, verdadero agente y agitador durante la década de los veinte del siglo pasado siguiendo las directrices del Komintern, la Internacional Comunista dirigida desde Moscú y extendida por todo el mundo. Tras una decena de años de actividad frenética en varios países del mundo, jugándose literalmente la vida y lejos de su mujer Firelei y su pequeño hijo Jan, en noviembre de 1933 es detenido por la Gestapo al entrar en Alemania siguiendo instrucciones de sus jefes que le enviaban a una muerte segura. Tras varios años de torturas en diferentes cárceles y campos de concentración sin desvelar ni un ápice de sus conocimientos, se convierte en agente doble al servicio tanto del comunismo como de la Gestapo. Su mente inquieta le llevó al final a cuestionar lo que con tanto ahínco había defendido al ver en las propias tierras soviéticas en lo que se había convertido su idealismo bajo la batuta de Stalin. Cuando iba a ser seguramente asesinado por sus propios camaradas, consiguió escapar y llegar a Estados Unidos, donde sufrió prisión unos años por delitos cometidos en sus primeros años como activista. Allí conoció, en 1938, la muerte de su mujer en prisión seguramente a manos de la Gestapo como venganza. Indultado, obtuvo la nacionalidad norteamericana, se casó y tuvo dos hijos, consiguiendo recuperar a su hijo Jan y llevarlo con él. Murió a los 51 años tras haber escrito un par de libros más.

Temido y perseguido tanto por Hitler como por Stalin, el testimonio de Valtin proporciona un retrato impresionante de los dos bandos que determinaron el destino del siglo XX. Nuestro protagonista moduló su fe inquebrantable en el comunismo desde un sacrificio incondicional al mismo hasta su cuestionamiento definitivo. Tras refugiarse en los EE.UU. escribió su biografía, con un exhuberante detalle de nombres, lugares, hechos y pensamientos que en algunos pasajes puede resultar pesado por repetitivo. Un libro duro, impactante, dramático de principio a fin, con pocos guiños a dejarse llevar por sentimentalismos y lejos de toda humanidad a la hora de cometer asesinatos o huelgas. El relato de las torturas físicas y psicológicas que sufrió a manos de la Gestapo es tan detallado y espeluznante que pone los pelos de punta al más templado. Un testimonio escrito de primera mano y al poco tiempo de momentos turbulentos como fue el periodo entre las dos Guerras Mundiales.

Supongo que serán pocos los que le metan mano a este libro que me atrevería a calificar como un tesoro escondido. Si alguien quiere conocer en profundidad lo que es la esencia de los diferentes “ismos” aquí tiene un completo manual. Rescato un párrafo de una conversación en la que un camarada mujer le dice: “No me engaño a mí misma. Sé dónde estoy. Somos presos, espiritual y físicamente. Nuestros cerebros y nuestros cuerpos están confinados en una avenida estrecha por altos muros sin ventanas a ambos lados. La avenida tiene un nombre. Se llama “Disciplina de partido”. Es la cosa más bestial que jamás haya sido inventada a lo que contesta lacónicamente con “es necesaria. Sin ella no podría vivir el partido”.

Probablemente no aparece en las listas de libros recomendados por ser visto más como una autobiografía que como una descripción detallada del comunismo y el nazismo de aquellos años. No olvidemos el año de publicación, 1941, en plena Guerra Mundial, con el nazismo hitleriano en todo su apogeo y poder dominando al mundo por la fuerza de sus armas. Creo que no me equivoco al afirmar que es imposible resistir una perturbación constante de espíritu mientras se avanza en su lectura y no quedar impresionado al finalizar la misma.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Calle de los maleficios. Crónica secreta de París – Jacques Yonnet




Jacques Yonnet (París, 1915-1974) fue un polifacético escritor, periodista, compositor, pintor, poeta y escultor. De escasa producción literaria, apenas cuenta con dos libros de poemas y dos novelas, su obra más conocida es La calle de los Maleficios, publicada por primera vez en 1954, pero sorprendentemente no traducida al español hasta su reciente publicación (en papel) por la Editorial Sajalín.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Jacques Yonnet participó en la Resistencia parisina como operador de radio. La novela, narrada en primera persona, recoge vivencias de esta etapa de su vida.

En la obra de Yonnet se hace un recorrido por los antros y tugurios de un área concreta de París durante la ocupación del ejército alemán. En los alrededores de la Calle de los Maleficios abundaban los bistrós en los que individuos de la peor calaña ajustaban sus cuentas pendientes y donde también tramaba sus actividades la resistencia francesa, especialmente a partir de la medianoche y hasta las cinco de la madrugada, hora en la que finalizaba el toque de queda. «Entre personas que debían de haberse menospreciado unas a otras, nació un gran sentimiento de unión. ¡Menuda fauna, amigos míos!».

La novela es sorprendente e inclasificable. Los personajes se suceden sin tregua, las descripciones se hacen con pinceladas breves y eficaces, componiendo breves relatos que con el paso de las páginas irán cobrando unidad. El autor juega con la idea de la existencia de unos lugares intemporales, donde los sucesos ocurren, han ocurrido y ocurrirán repitiéndose cíclicamente de forma misteriosa: «En algunas zonas de la ciudad, hay lugares donde sólo lo eterno tiene cabida. Las personas sencillas que los frecuentan son las últimas en saber qué tipo de perennidad representan».

Por este escenario mágico circulan seres misteriosos, como el Viejo de después de la medianoche, que aparece y desaparece (literalmente) para mediar en las transacciones y discusiones nocturnas; o el relojero fabricante de relojes cuyas manecillas avanzan en sentido contrario, haciendo rejuvenecer a sus poseedores, al más puro estilo Benjamin Button; o el bombero capaz de dominar el fuego y sanar a los quemados. No podían faltar tampoco «truhanes enclenques, putas sedientas, chivatos borrachos de polis de poca monta, rufianes…» cuya intervención es una constante en la novela, con más de cien de estos personajes.

Los relatos se desarrollan dentro de este ámbito misterioso pero alternando su tratamiento, habiendo cabida para historias terroríficas, de novela negra, de espionaje, e incluso con altas dosis de humor.

Una magnífica presentación de la novela se encuentra sus primeros párrafos:

«Una ciudad muy antigua es como una charca, con sus colores, sus reflejos, su frescor y su cieno, su efervescencia, sus maleficios y su vida latente.

La ciudad es mujer, con sus deseos y repulsiones, sus impulsos y sus renuncias, y su pudor, sobre todo su pudor.

Para penetrar en el corazón de una ciudad, para conocer sus secretos más sutiles, hay que actuar con infinita ternura y con una paciencia a veces desesperante. Hay que rozarla sin hipocresía, acariciarla sin segundas intenciones, y hacerlo durante siglos.

El tiempo trabaja para quienes se sitúan fuera de él.

No puede considerarse de París, no puede llamarla su ciudad, quien no conoce sus fantasmas. Impregnarse de sus grises, confundirse con la sombra indecisa e insulsa de los ángulos muertos, unirse a la multitud húmeda que, siempre a las mismas horas, surge o rezuma del metro, de las estaciones, de los cines o de las iglesias; o ser el hermano silencioso y distante de quien pasea solo, del soñador inmerso en una soledad desconfiada, del iluminado, del mendigo, del borracho incluso. Todo esto requiere un largo y difícil aprendizaje, un conocimiento de las gentes y los lugares que sólo se consigue tras años de paciente observación.

En épocas turbulentas aflora el verdadero temperamento de una ciudad y con más razón todavía, en el caso de París, que se sustenta sobre un magma de cerca de sesenta pueblos. Me he pasado los últimos trece años tomando notas de todo tipo, sobre todo historiográficas, ya que ése es mi oficio. En ellas, se cuentan una serie de acontecimientos de los que fui testigo o su muy humilde protagonista. Un cierto pudor o miedo inefable me impidió hasta hoy iniciar esta obra.

Debido quizás a ciertas condiciones particulares, me pareció que los sucesos irracionales que se van a tratar aquí correspondían al ámbito de lo fantástico, aunque lo fantástico a la altura del hombre.

A través de la observación de las situaciones más intrascendentes, he descubierto hechos extraños y coincidencias, una lógica hasta tal punto rigurosa que, movido por mi preocupación constante por ceñirme a la verdad, me he visto obligado a entrar en escena mucho más de lo que hubiera sido necesario. No obstante, era esencial definir la época, y yo, que estuve involucrado en ella hasta la médula, la he vivido con más intensidad que nadie. A fin de cuentas, jamás se me hubiera ocurrido contar una aventura personal sin antes constatar que estaba íntimamente ligada a la de la Ciudad, infinitamente más compleja y digna de interés.

Aquí no hay cabida para personajes ficticios ni historias que proceden únicamente de la imaginación del narrador, que podría ser cualquier otra persona.

Entiéndase este libro no como el más inquietante sino como el más inquieto de los testimonios».


Respecto a la portada, no podía haberse elegido mejor imagen que esta fotografía de Robert Doisneau, amigo del autor, y que fue tomada en 1952 en la calle de los Maleficios (actualmente llamada rue Xavier Privas). Muy aconsejable una visita a la web oficial: http://www.robert-doisneau.com/fr/portfolio/