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sábado, 25 de mayo de 2013

Liquidación final - Petros Márkaris

Nuestro amigo Carlos Urquía nos envía este comentario para su inclusión en el blog. Muchas gracias, Carlos, por tu colaboración.


Hace poco he terminado el segundo libro que leo de Petros Márkaris de su ”Trilogía sobre la crisis”, titulado en español “Solución final”, y me parece que merece mucho la pena que difundamos la obra de este autor por lo que “enganchan” sus historias y por la gran proximidad entre la situación griega y la nuestra. Anteriormente había leído el primer libro de su trilogía titulado aquí “Con el agua al cuello” y ya me enganchó.

Escribe sobre esa Grecia en la que sus tragedias y ruinas hace tiempo que dejaron de ser palabras orgullosas de un pasado glorioso para convertirse en el desesperanzado lenguaje de un presente anémico. En “Liquidación Final” Jaritos se enfrenta a un asesino justiciero que se ha erigido como recaudador nacional frente a todos aquellos ricos que evaden sus impuestos. Este sanguinario Robin Hood cuenta con el apoyo de muchos ciudadanos porque, cuando los defraudadores no realizan el pago del dinero que deben al Estado, acaba con sus vidas. Entre el conflicto moral y la crispación, el libro recrudece la primera entrega sobre la crisis y, por eso, comienza con una advertencia inicial al lector: “Se desaconseja cualquier imitación de los hechos narrados en esta novela”. Hay demasiadas diferencias entre la gente y los políticos: para los primeros, la vida diaria es una tragedia y, para los segundos, la tragedia es un argumento. Y eso va a conducir a reacciones incontroladas.

Mientras los griegos ricos se las ingenian para no pagar impuestos, los griegos empobrecidos por la crisis sólo pueden indignarse ante el escandaloso fraude fiscal o desesperarse ante el empeoramiento de la situación. (¿Os suena?).  Sin embargo, un hombre ha decidido pasar a la acción y tomarse la justicia por su mano. Con cartas de amenaza y armas anticuadas, se dispone a ajustar cuentas. Entretanto, en la Atenas al borde de la quiebra, todo está patas arriba, excepto el Departamento de Homicidios. No hay crímenes, sólo rutina y burocracia. Cuando encuentran el cadáver de la primera víctima que se cobra ese peculiar justiciero, el comisario Kostas Jaritos casi siente alivio. Su jefe le ha hablado de un posible ascenso, pero de momento le han recortado el sueldo y su hija Katerina piensa en emigrar porque no encuentra trabajo. Y él tiene que atrapar a un asesino que realiza una obra «providencial», aplaudida por muchos ciudadanos. En fin, todo muy trasplantable a nuestro país… 

Lo que tiene de genial la novela es la radiografía que hace de la crisis actual, con diálogos que mantienen la sonrisa y hasta la risa, pero que también contiene una visión mas pesimista que en su anterior novela, que se refleja en frases como esta: "El estado griego es la única mafia que ha ido a la quiebra". Una novela genial salpicada de denuncia política, social y, sobre todo, moral. Muy recomendable.

Este libro se recomienda a los comodones que deseen entretenerse con una obra ágil, muy bien escrita, que engancha y nos hace no poder dejarla hasta terminarla. Su fondo nos hará pensar que las fortalezas y las debilidades del mundo occidental corren parejas en todas partes por igual.

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