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miércoles, 18 de abril de 2012

Las uvas de la ira, John Steinbeck


Libro publicado en 1939, que obtuvo el Premio Putlizer al año siguiente, en el que al autor relata uno de los muchos aspectos que trajo como consecuencia la gran depresión americana de los años treinta del siglo pasado. Fue llevada inmediatamente al cine en la película del mismo nombre protagonizada por Henry Fonda y dirigida por John Ford.

Tres generaciones de los Joad se ven obligadas a abandonar la tierra de sus ancestros empujados por la voracidad de las nuevas economías y la implantación de maquinaria en las tareas del campo. Prácticamente con lo puesto e incluso acompañados de un advenedizo predicador y al igual que otros muchos granjeros de Oklahoma y Texas, emprenden la marcha por la famosa ruta 66 hacia California, la tierra prometida, subidos en un camión que se cae a pedazos porque han visto unos panfletos de propaganda donde dice que allí hay trabajo en la recogida de fruta. En un viaje penoso sin medios y sin dinero, acampando bajo una lona donde buenamente podían, una docena de personas van pasando por un sinfín de vicisitudes donde lo primordial era poder tener algo que llevarse a la boca, cosa que no ocurría la mayor parte de los días. Llegados a su destino consiguen acoplarse en un campamento del gobierno muy bien organizado internamente y donde reina la solidaridad e incluso recuperan el poder ducharse con agua caliente como una bendición del cielo. Pero la falta de trabajo y un grave suceso que acontece a Tom, uno de los hijos, les fuerzan a desplazarse de nuevo hacia otras tierras donde vuelven a refugiarse en un campamento miserable y se ven forzados a trabajar por muy poco dinero, cada día por menos, plegándose a las exigencias de los patronos.

La novela es un canto a la solidaridad entre los que no tienen nada que compartir y están sumidos en un rosario de penalidades: “Si tienes problemas o estás herido o necesitado... acude a la gente pobre. Son los únicos que te van a ayudar” El texto está lleno de mensajes que fuerzan al lector a profundizar en el análisis y tomar conclusiones aplicadas a la actualidad: “Tiene que haber un modo de poner fin a esto. No es como una tormenta o un terremoto. Esto es algo malo hecho por los hombres y te juro que eso es algo que podemos cambiar”. Los personajes, andrajosos pero con humanos, se resisten a la suerte que están corriendo y a pesar de estar inmersos en ella hasta el cuello, viendo morir a seres queridos, yendo de fracaso en fracaso en su intento de encontrar un trabajo siquiera indigno pero que les permita comer, huyendo siempre hacia adelante tienen un fe rotunda en salir del atolladero. El final del libro, un poco de golpe a mi entender, deja al lector la decisión de continuar la historia o construir su propio final. Una crítica profunda al sistema capitalista y a la explotación del hombre por sus semejantes bajo el eufemismo del trabajo. Un libro interesante y denso que goza de merecida fama y cuya lectura recomiendo hacer de forma tranquila.

1 comentario:

  1. Muy interesante tu entrada.-
    Leí la novela hace mucho pero era demasiado joven para apreciar su intensidad literaria.- El resumen de las frases seleccionadas me parece muy tentadora y precisa, es una perfecta síntesis del recuerdo de la novela.-
    La semana próxima voy a volver a leerla de nuevo.- Ya cambiaremos impresiones.

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