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viernes, 17 de febrero de 2012

La Gata, Colette

Colette es el seudónimo de Sidonie Gabrielle Claudine, novelista francesa nacida en 1873. Sus novelas presentan numerosos tintes autobiográficos y en ellas exploró profundamente las relaciones entre los seres humanos y su universo de sensaciones. Llegó a ser periodista crítica y escribió numerosas obras de teatro, en las que destaca, como en sus libros, una perfecta caracterización de los personajes en ambientes predominantemente dramáticos. Sus obras dejan huella de su amor por la naturaleza y los animales. Marguerite Yourcenar, autora de libros de prestigio como “Memorias de Adriano” que ya salió a relucir en este blog, hizo el siguiente comentario sobre esta autora: “Colette fue increíblemente representativa de una cierta Francia entre 1900 y 1946, con su sabor popular picante, sus amaneramientos (que los tenía), su golosa manera de vivir, tan peculiar, y todo su código de lo convencional, tan complicado como el de la antigua China”.

Saha es una gata, símbolo de la niñez de Alain, que se resiste a crecer presa de un acusado síndrome de Peter Pan. Tanto la gata como Alain han vivido una vida regalada en la mansión con jardín de mamá, donde se tenían uno al otro y se profesaban un amor reverencial, manifestado por las excesivas atenciones de él para con Saha. Pero llega el momento de crucial de abandonar la infancia cuando Alain se casa con Camille y marchan a vivir a su propia casa, un noveno piso en otro barrio. La gata se siente abandonada por su más que dueño, y quiere dejar de vivir, dejando de comer y de cuidarse. En una de sus frecuentes visitas, casi a escondidas, a su casa materna, Alain ve el estado de Saha y sintiéndose responsable se la lleva con él.

Así comienza una lucha sorda entre la gata y Camille, que llega a estar presa de profundos celos al ver el comportamiento de su marido para con el animal. Saha se siente fuerte y llega a provocar a Camille que decide hacerla desaparecer de un modo violento, pero fracasa en su intento. Si no fuera porque lo he experimentado familiarmente en dos ocasiones, lo que da fe de que los gatos tienen siete vidas, sería inexplicable la supervivencia de Saha a la acción violenta iniciada por Camille. Alain percibe que algo ha ocurrido al observar las reacciones del animal en presencia de Camille: “Fuiste tú ¿verdad?. Tú la tiraste, ¿no es así?”. La tensión en la pareja es tan grande que ella no puede aguantar más y decide poner a Alain entre la espada y la pared con el consabido “O la gata o yo”. Sorprendentemente, Alain se decide por la gata: “De sobra sabes que no renunciaré a la gata. Sentiría vergüenza ante mí mismo, ante ella… y ante ti, concluyó Alain”. Tras regresar con ella al domicilio materno, lo que supone una alegría enorme para la madre al recuperar a su “niño”, Camille le visita y le trae sus cosas….

Al igual que el libro de “El Baile”, se trata de un relato muy corto, preciso, agradable y de lectura fácil, perfecto para situar entre lecturas más largas y/o profundas. La rivalidad entre Saha y Camille permite a la autora plasmar una crítica a la burguesía y la formación de los niños hacia mediados del siglo XIX. El pasional amor del protagonista por Saha sirve de andamiaje para manifestar intimidades, pensamientos, acciones impensables y situaciones que rayan lo esperpéntico de las relaciones entre un hombre y una mujer mediatizadas por una gata.

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