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sábado, 11 de febrero de 2012

El Baile, Irène Némirovsky

Hace ya largo tiempo que me recomendaron leer libros de esta autora, pero el tiempo iba relegando más y más la tarea. Esta misma semana, una compañera de clase me sugirió la lectura de “El Baile”, mostrándome este librito en papel, pequeño, de muy pocas páginas y con la letra grande y separada. Cuando contaba veintisiete años de edad, Irène Némirovsky saltó a la fama con la edición, en 1930, de esta breve joya literaria que relata la venganza de una adolescente sobre sus padres. Judía, de origen ucraniano, residente en París, Irènemurió en 1942 en el campo de concentración de Auschwitz a pesar de haberse convertido al catolicismo.

Los Kampf, Alfred y Rosine, cuyos orígenes se atisban humildes, son unos nuevos ricos que se han mudado a un lujoso piso en uno de los mejores barrios de Paris. Tratan por todos los medios de obtener el reconocimiento de la alta sociedad parisina y para ello conciben y organizan un baile de sociedad para invitar a la flor y nata de la ciudad, tratando por todos los medios concebidos de alcanzar la cifra de doscientos invitados. Antoniette, su hija adolescente de catorce años, que roza poco y solo para discutir con la madre, es excluida de participar en el mismo debido a su edad, siendo relegada esa moche a dormir en un trastero para utilizar su habitación como una de las salas destinadas al baile. Antoniette, ofuscada y con una rabia infinita hacia su madre, no se resigna y concibe y lleva a cabo una venganza fina como castigo a sus padres que no desvelaré para no quitar intriga al relato, aunque mediada su lectura se puede atisbar y disfrutar más con los sucesos que se desarrollan dentro de una lógica aplastante.

Cada lector tiene su ritmo de lectura, pero en mi caso el tiempo empleado ha sido poco más de una hora. Un atinado acercamiento a esta autora, con numerosos libros publicados, entre los que se encuentran los que me recomendaron en su día, “Nieve en Otoño” y “Suite Francesa” y que han ganado puestos en la cola tras la lectura de este breve pero intenso relato. Da la sensación de que la autora ha condensado de forma precisa y efectiva el andamio de una novela y que podía haberse entretenido en los decorados y hacer crecer sin fin las páginas de la misma, pues destila oficio y conocimiento. Un relato sencillo y breve, muy agradable y recomendable para leer de una sentada entre algunos otros libros que ocupan nuestra lectura durante días y días.

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