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jueves, 7 de marzo de 2024

Trigo limpio, de Juan Manuel Gil

Juan Manuel Gil, nacido en Almería en 1979 es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Almería. Ha colaborado en revistas de creación literaria, portales informativos y medios. Durante los años 2002 y 2003 residió, becado, en la Fundación Antonio Gala en calidad de escritor. La Asociación Española de Estudios Canadienses le ha concedido una beca para iniciar un proyecto de creación en la ciudad de Toronto. La novela que hoy comentamos, «Trigo limpio» publicada en 2021, recibió el premio Biblioteca Breve. Entre otras de sus obras están «Inopia (2008)», «Mi padre y yo. Un western (2012)», «Las islas vertebradas (2017)», y «Un hombre bajo el agua (2019)». Su última novela es «La flor del rayo (2023)».

 Las distintas historias (variedad) que apuntalan la historia principal (unidad) necesitan una red de conexiones que evite que las piezas se dispersen como chatarra en el espacio.

Quienes saben de esto aseguran que, para que una novela atrape la atención del lector, la dosificación de los hechos que componen la línea argumental debe estar rigurosamente estudiada.

Ya en la edad adulta, el narrador —sin nombre— de esta novela recibe un extraño mensaje de Simón, con compañero de gamberradas cuando adolescentes. Simón desapareció sin dejar rastro y reaparece ahora de una forma extraña para pedirle al narrador —ahora ya escritor— que escriba sobre «aquello», sobre lo que nos pasó en el barrio. El narrador-autor-protagonista inicia una búsqueda para dar con Simón que le lleva a contactar con la madre y la exmujer de Simón antes de dar con él. Las cosas han cambiado mucho y los recuerdos también.

Entre comentarios sobre cómo se debe o no escribir una novela, la acción da saltos adelante y atrás en el tiempo para formar un rompecabezas que no todos los lectores estarán dispuestos a digerir. He leído esta novela al completo por una asumida «obligación» al ser propuesta en un club de lectura en el que participo. De no ser así a buen seguro la hubiera dejado. Y no quiero indicar con esto que sea buena, mala o regular, sino que «me ha dejado frío, indiferente, confundido, sin saber qué decir». Perdido en muchas ocasiones a lo largo de la lectura, despistado con los devaneos del autor, la propuesta es arriesgada cuando menos. Tiene sus resplandores en muchas de las mini-historias con frases que hacen que pensar, pero el avanzar en la lectura me ha supuesto —a mí— una verdadera tortura mental. De los cuatro personales principales, solo uno tiene nombre Simón, siendo los otros el narrador-autor-protagonista, «el del síncope» y «el del fallo multiorgánico». Está bien el juego de historias que nos inducen a reflexionar sobre si nuestros recuerdos son ciertos o los hemos ido ajustando con el paso del tiempo, por lo que no resisten la confrontación con los recuerdos de otros intervinientes en los mismos hechos. La historia no acaba de levantar un vuelo continuo y estable, por lo que el lector puede quedar despistado con los juegos del autor. Aborda muchos sentimientos y emociones humanas, pero me ha resultado difícil de leer. Quizá con una segunda lectura… que con toda probabilidad no acometeré.

 Cuando estoy viendo en la televisión un programa de preguntas y conozco las respuestas, nunca las digo en voz alta. —¿Ese es tu don? —Ese es. Tú, por ejemplo, no lo tienes, porque yo te he oído muchas veces responder para demostrar que eres muy listo. —Es algo que hace casi todo el mundo. —Exacto. Es una ordinariez. La vanidad os iguala.

jueves, 29 de febrero de 2024

Aldolfo Suárez. Historia de una ambición, de Gregorio Morán

 Gregorio Morán nació en Oviedo el año 1947. Después de hacer los estudios de bachillerato se matricula en la Escuela de Arte Dramático de Madrid, dedicándose a la «dirección de escena». Su militancia antifranquista le lleva a París en 1968, inscribiéndose en la Sorbona, dentro de los cursos del Centro de Estudios Teatrales. Trabaja por entonces con el dramaturgo Armand Gaty en el montaje de la obra La pasión del general Franco, y en el Centro de Estudios y Documentación Internacional, de París. Reside durante algún tiempo en Heidelberg (Alemania) y viaja por Suecia, Finlandia y Checoslovaquia. Forma parte del equipo fundacional de la revista Opinión, participa en la revista en lengua catalana Arreu y se suma a la redacción de Diario 16 con una serie de artículos titulada «Superagente Conesa», dedicados a desmitificar la figura del veterano policía político del franquismo Roberto Conesa. En julio de 1977 elabora cinco artículos, «La Camada Negra», volcados sobre la extrema derecha hispana y sus conexiones internacionales. que se publicarían en Diario 16, junto a otra serie de investigaciones sobre el terrorismo derechista, que colaboran al descubrimiento de los presuntos implicados en el atentado a la revista El Papus. Durante varios meses trabaja en la historia de Radiotelevisión Española, publicándose un amplio reportaje en el dominical de El País (enero, 1978). bajo el titulo de «TVE: los hombres de las sombras». Ha redactado también el guión de la película de Juan Antonio Bardem Siete días de enero. que ganó el Gran Premio del Festival de Cine de Moscú.… (*)

En el mes de julio de 1976 en España se nombró a un presidente del Gobierno llamado Adolfo Suárez, hombre de importancia decisiva que en muy pocos meses dirigió y orquestó el paso de la dictadura a la democracia. Tres años después Adolfo Suárez sigue rigiendo los destinos del país, y los españoles todavía se preguntan cómo es posible que alguien nombrado para tan alto cargo y que ha tenido una influencia tan grande en el cambio político de los últimos tiempos, pueda ser un hombre que carezca de biografía, tanto oficial como oficiosa. Hay algunos datos incontrovertibles. Adolfo Suárez González nació en Cebreros, en la provincia de Ávila, un día de setiembre de 1932. Otro día del mes de julio de 1976 fue designado por el Rey para hacerse cargo del Gobierno. Entre estas fechas está la verdad, pero como ya dijo alguien el resto es opinable, y ese misterioso hueco biográfico —de muy difícil averiguación, porque la mayor parte de esta biografía transcurrió en un sistema muy poco permeable a la información, y la otra bajo su propio mando— es el que trata de llenar este libro. Gregorio Morán ha llevado a cabo cerca de doscientas entrevistas, casi siempre con personajes de la vida pública, para intentar descubrir la escurridiza verdad que se oculta tras la fachada de uno de los políticos europeos contemporáneos de quien menos se sabe. Y el fruto de ese colosal esfuerzo es un libro apasionante y documentadísimo que saca a la luz por vez primera innumerables hechos y circunstancias que son imprescindibles para el conocimiento de la España de hoy.… (*)

Cuando uno lee episodios de la Historia que recuerda haber vivido directamente en la propia época no puede por menos que revisar sus creencias, adquiridas en unos momentos en los que la información disponible en los medios existentes estaba mediatizada por los poderes. Los recuerdos se reajustan y ya desde la distancia permiten valorar —y actualizar— lo que se pensaba para formarse una nueva opinión. Hay varios libros sobre Adolfo Suárez y la época, pero este me ha parecido bastante adecuado y con una documentación en hechos y personajes que le confiere —para mí— una fuerte dosis de credibilidad. Además de sus momentos en otros organismos del Estado, la etapa de Adolfo Suárez en la dirección de RTVE le dotó de un poder y unos contactos que bien supo aprovechar para llegar a presidente del Gobierno en 1976. El elenco de personajes tratados en el libro, con sus contactos directos o indirectos con el protagonista, nos brinda una pátina de conocimientos sobre esos momentos de la historia muy interesantes. Una lectura recomendada, pero no para todo el mundo, sino para verdaderos interesados en conocer hechos de la época. Otro libro leído desde autor y muy interesante aunque no comentado en el blog es «El cura y los mandarines».

(*) Tanto la biografía como la sinopsis están recogidas de la solapa y contraportada del propio libro.


 

jueves, 8 de febrero de 2024

Salir a robar caballos, de Per Petterson

 

Per Petterson nació en Oslo, Noruega, en 1952. Trabajó como vendedor en una librería y traductor y crítico literario. Debutó en la literatura en 1987 con un libro de cuentos titulado «Aske i munnen, sand i skoa». Entre sus novelas destaca «Til Sibir», ambientada en la Segunda Guerra Mundial y que fue nominada al Premio de Literatura del Consejo Nórdico. La novela que comentamos hoy, «Salir a robar caballos», publicada en 2003, fue la que le encumbró a la fama siendo premiada en Noruega y traducida a varios idiomas en una cincuentena de países. Cuenta con varios premios nacionales noruegos y también internacionales en el ámbito de la literatura. Otras novelas suyas son «Yo maldigo el río del tiempo (2010)», «Hombres en mi situación (2020)» y «A Siberia(2011)».

A la gente le gusta que le cuentes cosas, en dosis adecuadas, en un tono humilde y confidencial, y entonces creen que te conocen, pero no es verdad, sólo saben de tí, porque lo que averiguan son los hechos, no los sentimientos, no lo que piensas sobre nada ni el modo en que tus experiencias y decisiones te han convertido en quién eres. 

La novela es narrada en primera persona por Trond Sander, un hombre de sesenta y siete años que vive aislado en una casa de un bosque situado en la frontera entre Noruega y Suecia. El narrador intercala sucesos del verano de 1948, cuando contaba 15 años, cuando se convirtió en adulto trabajando con su padre y un amigo, Franz, cuya esposa mantenía relaciones adúlteras con su padre. La Segunda Guerra Mundial guerra había acabado hacía tres años y al parecer su padre hacía traslados allende la frontera, aunque nunca lo confesó. Ya mayor y viudo de su segunda esposa, decide dejar la ciudad de Oslo y marcharse a vivir a una cabaña en un bosque de la región más oriental de Noruega con la única compañía de su perro. Un hijo del amigo de su padre vivía en las inmediaciones y le hace rememorar su pasado y cómo cambió su vida, pues su fascinación por su padre desapareció de golpe cuando este les abandonó a él, su hermana y su madre.

Me encontraba en medio de todo. Olía a resina, me olía la ropa y me olía el cabello y, por la noche, notaba que la piel me olía a resina cuando me iba a la cama. Me quedaba dormido con ese aroma y me despertaba con él y me acompañaba durante todo el día. Yo era bosque.

En el club de lectura en el que participo hubo división de opiniones sobre este libro. Por lo general había gustado mucho, aunque con algunas discrepancias, entre ellas la mía personal. Es posible que la traducción al español desde el noruego sea complicada a la vez que el carácter de los noruegos es muy contrario al nuestro, siendo más retraídos y poco expresivos, quizá simplemente por el clima y la poca población de Noruega. En todo caso, las descripciones, insistentes y repetitivas, de los paisajes, los trabajos y los lugares te transportan una y otra vez a espacios que casi se pudiera decir que estás viendo con tus propios ojos. Naturaleza y escenas caseras por doquier, soledad deseada y no lograda, analepsis continuas del pasado al presente, historias que quedan al albur del lector sin poderse concretar, poca intriga (o mucha según se mire y lo cotilla que quiera ser el lector) dan vida a este relato que, según algunas integrantes del club, precisa otra lectura más sosegada. Yo no diría tanto. Hay película, cuyo título en inglés es «Out stealing horses» pero difícil de encontrar doblada al castellano o incluso con subtítulos. 

Saco la cacerola más pequeña, lavo unas patatas y las echo dentro, la lleno con agua y la pongo sobre la estufa… Es importante no volverse descuidado con la cena cuando uno está solo.