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miércoles, 29 de abril de 2015

Final de partida, de Ana Romero

@AnaRomeroGalan Todavía resuenan en mi mente los ecos de otro libro de esta autora, leído hace casi un año, titulado «El triángulo de la transición» y cuya reseña puede verse en este enlace y en el que descubrí el delicioso y desconocido al menos para mí personaje de Carmen Díez de Rivera, pieza clave de la transición española de los años setenta del siglo pasado. Ana Romero, nacida en Cádiz en 1966, es licenciada en periodismo por la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid en 1989 y Master en Periodismo por la Universidad de Columbia de Nueva York en 1.991. Es conveniente remarcar aquí su condición de mano derecha de Pedro J. en el diario «El Mundo» donde se ocupó de narrar los aconteceres de los que la familia real española era protagonista, lo que la certifica como una conocedora de primera mano de los hechos narrados en el presente libro, amén de sus contactos a lo largo y ancho del mundo que la han permitido publicar este libro con numerosas anotaciones, probablemente menos de las que sin duda habrá silenciado. En julio del año pasado, recién culminada la abdicación del rey, eje central del presente libro, un feo asunto derivado de una información suya sobre Casa Real y Corinna que no quiso retirar a instancias del director del periódico, que ya no era Pedro J., la hizo salir fulminantemente despedida del mismo. Una información muy jugosa acerca de este asunto todavía puede leerse en este enlace.

Creo que el título del libro es tremendamente ajustado a su contenido. Una partida, no de ajedrez en las que hay dos reyes, que duró treinta y ocho años en su recta final y que se materializó en la abdicación del rey de España, Juan Carlos I, en la figura de su hijo, el actual rey Felipe VI. El eje central del libro es la figura de don Juan Carlos en los últimos años y especialmente desde su caída física en Botsuana en abril de 2012 donde se encontraba prácticamente de extranjis y de la que tuvo que ser repatriado de urgencia con una cadera rota. Allí se encontraba en compañía del otro personaje central de este libro, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, que aparece con la abreviatura de CSW según advierte la propia autora desde el principio. Una reducción muy acertada que permite acortar las cuatrocientas dieciocho ocasiones, no todas, en las que aparece referenciada a lo largo de las trescientas cincuenta y dos páginas que conforman el relato. Otro personaje central es el marido de la infanta Cristina, Urdangarín, cuyas actuaciones empresariales han dejado mucho que desear y están sub iúdice, forzando la imputación judicial de la hija del rey y salpicando a toda la familia real, de la que de alguna manera han quedado apartados. Alrededor de estos personajes entran y salen otros muchos, de rabiosa actualidad pues no en vano el relato está todavía vivo y coleando. En el penúltimo capítulo se resumen detalladamente los nueve hechos que a juicio de la autora fueron determinantes en el proceso. Finalmente, el últimocapítulo es una referencia de cómo andan en estos momentos por la vida gran parte de los personajes referenciados a lo largo de las páginas de este libro.

Cómo no podía ser de otra forma y una vez obviados artículos, preposiciones y similares de los casi ciento ocho mil vocablos que conforman el relato, la palabra más mencionada en el libro es «rey» en 868 ocasiones, mientras que «Juan», «Carlos» y «CSW» presentan algo más de cuatrocientas ocurrencias. Se trata de un relato sobrio aunque dinámico, perfectamente estructurado, en el que se describen uno tras otro hechos, unos conocidos y otros no, de la vida diríamos casi particular del rey y su relación con Corinna que llegó a hacer saltar las alarmas del Estado, del CNI entre otros organismos, por el peligro que podría llegar a suponer al presentarse esta en muchas ocasiones, según la autora, como una verdadera primera dama en lugar de la reina Sofía, que ha sufrido numerosos desplantes a lo largo de su vida, algunos de los cuales quedan reflejados con toda crudeza y que supo aguantar de forma estoica y, como se suele decir, profesional.

Debe de ser muy difícil, indudablemente debe serlo, para una persona que lo tiene todo el tener que «comportarse» y no poder hacer lo que le venga en gana. En el sueldo está la penitencia y los numerosos hechos narrados en el libro así lo atestiguan, dando información fehaciente de cómo un reinado de grandes logros en muchos aspectos, especialmente en sus inicios, ha sido tirado por la borda en pocos años por acciones que la opinión pública no perdonó y que dejaron bastante dañada la imagen de la monarquía en España, forzando prácticamente la abdicación para intentar mantenerla en unos mínimos aceptables que permitieran al nuevo rey su recuperación. La autora narra con exquisita finura y respeto unos hechos, de los que es conocedora de primera mano, que fueron conformando la estrategia de la partida hasta forzar las tablas si no se quería llegar al jaque mate que sin duda hubiera sobrevenido si el rey hubiera seguido en sus trece tratando de alcanzar la fecha de noviembre de este año 2015 en el que se hubieran cumplido los cuarenta años de reinado. Sin quitar méritos, que los tiene y muchos, ni ponérselos, la autora «desnuda» la parte personal de don Juan Carlos que seguramente no habrá hecho ni la cuarta parte de las cosas que hicieran sus antepasados, pero en la época actual, con la inmediatez de los medios y las redes sociales unida a la imposibilidad del control férreo imperante en épocas pasadas, la ciudadanía no ha perdonado al tener conocimiento de los mismos. Este libro bien podría haberse titulado «Crónica de una abdicación anunciada». Una gran pieza de la actualidad española que recomiendo leer.

Algunos textos entresacados de sus páginas

…ese planeta Borbón, muy diferente al resto del universo, la información está en los silencios, en las miradas y en los gestos más que en las migajas de pan que el jefe de prensa ofrece a los periodistas como si fueran hambrientas palomas en la plaza veneciana de San Marcos.

Claro que una misma persona podía decir en público: «Yo le he visto muy bien, con la cabeza muy centrada», para luego añadir en privado: «Está fatal. Parecía que iba a echarse a llorar».

El problema con CSW surgió, a diferencia de lo que había ocurrido con otras mujeres, cuando las líneas entre lo privado y lo público formaron una intersección que acabó provocando un problema de Estado.

Por el contrario, nunca recibí respuesta oficial a mi petición de entrevista con el rey. Cuando he intentado hablar con él, se ha negado. Por tanto, todo lo que aquí escribo sobre él está basado en testimonios de personas que han interpretado sus sentimientos y sus palabras.

De nuevo en 2011, apenas unos meses después de la llegada del emir de Qatar, don Juan Carlos volvió a mostrarse grosero con doña Sofía.

De las veinticinco monarquías que quedan en el mundo, tan solo quince son parlamentarias, instituciones del pasado que basan su utilidad presente en una mezcla de pragmatismo y de ligazón sentimental con los ciudadanos. En la mayoría de los casos sirven para reforzar la identidad de los ciudadanos del país en cuestión, para arroparlos en sus desgracias o para representarlos ante el resto del mundo. En ningún caso para dar malas noticias o para inquietar a la opinión pública, que fue lo que empezó a hacer la familia real española a partir del otoño de 2011.

Todo lo conseguido se perdió en Botsuana.

...y me salieron amigos nuevos y enemigos viejos. Unos me daban la enhorabuena, otros me acusaban de traidora… (en referencia a la propia autora del libro)

CSW dispuso de un hogar en España donde establecer una familia paralela con el rey entre 2008 y hasta que fue expulsada tras la caída de don Juan Carlos en Botsuana en abril de 2012.

El temido efecto contagio empezó a producirse en 2013, y contaminó hasta los grandes valores de la Casa, como la reina. El 8 de enero, para gran sorpresa de sus acompañantes, doña Sofía fue abucheada en Madrid en un acto solidario en el cine Callao: la presentación de la película de televisión basada en la vida de Vicente Ferrer, que entregó su vida a los intocables de la India. Algunos de sus fieles entre los hombres de gris mostraron su sorpresa e indignación: «No es justo, si hay alguien que no se lo merezca es ella». Pero volvió a ocurrirle lo mismo, a finales de mes, en el Teatro Real. Y de nuevo, cinco meses más tarde, en el Auditorio Nacional de Madrid.

Después de mucho preguntar, una de las personas involucradas en el proceso que condujo a la abdicación zanjó así la discusión: «La verdad es poliédrica».

sábado, 25 de abril de 2015

El falso Da Vinci, de Francisco Tessainer

Pocos datos biográficos hemos podido encontrar del autor, Francisco Tessainer, más allá de los reflejados en su propia página web, en los que se declara español de tierra noble, maño, a pesar de su primer apellido de ascendencia alemana. Gusta de trastocar el estereotipo de tozudo aplicado a sus paisanos por el de tenaz y aplica sus estudios de economista en el mundo de la logística para ganarse el cocido, aunque lo que de verdad le apasiona son las letras, las ajenas siempre y las suyas desde que se atrevió a ponerse manos a la obra. Según cuenta, es esta su cuarta novela, aunque la primera que ha puesto en circulación para que otros la leamos, en un ejercicio de auto crítica que le honra. Quién sabe si con el tiempo podremos acceder a las restantes: no sería el primer autor al que le sorprende el hecho de que la fama de una de sus obras pone en valor las anteriores que habían pasado desapercibidas.

Se trata de un relato ambientado en la convulsa Italia del siglo XV en la que el protagonista tiene ocasión de entablar amistad con el genial y universal Leonardo Da Vinci poco antes de su muerte, en un encuentro casual bajo un eclipse, algo mágico para la época. Debido al gran parecido físico de sus rostros, se las arregla para suplantar al genial artista. Si bien sus conocimientos en el mundo del arte son nulos, sus artes en el engaño suplen con creces esa deficiencia y va sabiéndose rodear de unos y otros a los que embauca con sus artimañas para aprovecharse de sus logros en su favor; nada diferente a lo que hoy en día hacen los mediocres para resaltar en la sociedad. Las relaciones de Leonardo con las altas cúpulas sociales de la época son aprovechadas para realizar trabajos en los que el impostor no es más que un mero mediador que sabe elegir y embaucar a artistas desconocidos que se prestan a ceder su arte al tiempo que escabulle las actuaciones en directo para no ser descubierto, cosa que consigue no sin algunos aprietos a lo largo de toda su vida. Algunos viajes entre ciudades jalonan el relato y nos describen algunos hechos históricos de aquella época en relación con el personaje central.

Agradecemos al autor la deferencia de enviarnos su novela. Añadido al título del libro podemos encontrar la conjetura ¿Pudo ser la vida y obra de Leonardo un fraude? Es difícil imaginar que un hecho como el que sirve de eje central a la novela pudiera haber ocurrido en la realidad. Pero he aquí la magia de una novela, en donde el autor puede fantasear e imaginar las situaciones más inverosímiles al explotar una de las figuras con más recovecos de la historia de la humanidad: lo que se trata es de interesar al lector en el relato sin entrar a discutir el rigor del mismo. El autor consigue ir entrelazando las escenas de forma ágil en un continuo que resulta entretenido al lector, que avanza en el relato metido en la piel del falso Leonardo intentando anticipar como va a salir de las numerosas situaciones a las que se ve sometido. El lenguaje es claro, directo, fácil de seguir, y adaptado a la época salvo alguna excepción que al menos en la edición digital puede ser corregida siempre y cuando el autor lo estime oportuno. Un ejemplo, en alguno de los no muy prolíficos diálogos se manifiesta un «lo pasé fenómeno» que a mí me ha resultado algo anacrónico pero bien pudiera estar equivocado. Otro pudiera ser la expresión «pero me estoy embarullando».

El relato está compuesto de 76.145 vocablos según nuestro estudio, sobre el que hay que apuntar que es muy variado pues la palabra más repetida, —artículos, preposiciones y demás aparte— sólo lo es en ciento setenta y tres ocasiones. Resulta ameno y entretenido, especialmente para aquellos lectores que disfruten con la novela histórica, mejor digamos historia novelada, salpicada de picaresca y con algunas bajezas de nuestro protagonista impostor que lo hacen tan atractivo como detestable, pero nunca indiferente. Sin duda el hecho de que sea la ópera prima de un autor puede ser un aliciente para el lector, que sabrá apreciar ciertas virtudes en el relato; por mencionar una de ellas, sorprende la exquisita ausencia de erratas en un libro que parece auto publicado y que por este hecho es resaltable, dando idea de la preocupación y dedicación del autor.

Algunas frases con enjundia extraídas de entre sus párrafos

Él solía decirme que el conocimiento no es más que un rumor hasta que lo incorporas a tus huesos y para ello nada mejor que probar, tocar y saborear.

Hijos contra padres, hermanos contra hermanas, abuelos contra nietos, sobrinas contra tíos. 
La institución de la familia no resistió semejante procesión y mi respeto por ella se esfumó.

Nada nuevo bajo el sol, favorecer a la familia y a los amigos a costa del erario público es una práctica habitual de los gobernantes. Aunque, ¿cuántos de los aquí presentes no harían lo mismo si pudieran?

Jamás imaginé que deshacerse de un muerto de manera legítima pudiera ser tan engorroso. Al acabar la ceremonia anoté los gastos en uno de mis cuadernos junto con un par de pensamientos.

Ella solía decirme que ante cualquier percance, lo importante no es lo que nos ocurre, sino lo que pensamos acerca de lo que nos ocurre y por tanto es nuestro juicio quien decide qué experiencias son malas y cuáles aceptables.

Con una rápida hojeada a mis libros de cuentas me hice una idea del estado catastrófico de mis finanzas. Lo típico del negocio al que su dueño descuida durante un tiempo.

A pesar de la alta probabilidad de tropezarme con la infancia de Leonardo, preferí lanzarme a un futuro peligroso antes que permanecer en ese presente irrespirable.

A continuación no tuve más remedio que aguantar un par de consejos de ésos que gustan dar quienes, cuando pudieron, fueron incapaces de llevar a la práctica

Qué verdad es, que el reparto de una herencia es uno de esos contados momentos vitales, en que cada uno de los involucrados demuestra su yo más oculto, pero más veraz.

Además de mis pesadillas nocturnas, comencé a sentir en la mano, el brazo y el costado derechos unos hormigueos que presagiaban el invierno de mi cuerpo.

La naturaleza, que es sabia, renunció hace tiempo a remendar mi cuerpo.

Antes de acabar, les confieso que aún tengo la duda de si soy yo el que se ha aprovechado del gran nombre o es el nombre el que me ha poseído y obligado.

Supongo que como es la primera vez que voy a morirme se nota mi inexperiencia.


jueves, 9 de abril de 2015

Música para feos, Lorenzo Silva

@VilaSilva La biografía y datos de Lorenzo Silva ya han sido comentados en varias ocasiones en este blog con motivo de las reseñas aparecidas de algunos de los libros de su extensa bibliografía: animamos al lector a usar el buscador para acceder a ellas. Hoy mismo ha quedado disponible este libro y ha sido servido directamente a las 00:03 horas a mi «e-reader» en su versión electrónica: más rápido y más cómodo imposible. Encender el lector sin levantarse de la cama, independientemente de dónde nos encontremos y siempre que tengamos conexión a internet, y tener la posibilidad de enfrascarse en la lectura es una de las ventajas que la irrupción del libro en el mundo digital nos ha traído. Y nos consta que Lorenzo es uno de los autores comprometidos con llevar sus obras al entorno digital sin que por ello deje de sufrir como los demás las acometidas de los amigos del todo gratis. También hay que reconocer el esfuerzo por la contención en el precio, por debajo de los diez euros, pues a buen seguro no ha sido fácil en sus negociaciones con la editorial, que por supuesto desconocemos, pero si hemos observado que desde primeros de año la frontera de los diez euros que de forma no oficial se había establecido para las ediciones digitales ha sido rebasada por numerosas publicaciones de reciente aparición. Este mundillo está convulso pero realizo aquí mi confesión personal de que si el libro hubiera estado por encima de los diez euros y a pesar de mi profesa debilidad por los libros de este autor, no lo hubiera comprado y hubiera esperado un tiempo hasta su rebaja lógica con el paso del tiempo.

Mónica es una periodista joven en años, cerca de la treintena, aunque mayor en experiencias. Asqueada del mundo y de su trabajo en una cadena de televisión poco menos que de telefonista, no pierde la esperanza de enderezar su vida aunque la mantiene en límites paupérrimos que van degradándose con el paso de los días. Cuando finalizaba una noche de caza a la desesperada con su amiga Alba, conoce a Ramón, un cuarentón que le atrae con su mirada y que a pesar de la desesperación de Mónica por dejarse llevar—Me olió la desesperación. Y no quiso aprovecharse—, se comporta como un caballero y establece las bases de una relación que irá creciendo con el tiempo. No en vano Ramón es cicatero en facilitar detalles de su vida a una preguntona Mónica, lo que excita más a esta que aprecia y valora un comportamiento exquisito por parte de Ramón. Ella y él seleccionan canciones que se van ofreciéndose el uno al otro para expresar sus sentimientos. La relación avanza hasta que en muy poco tiempo él debe ausentarse cuatro meses por motivos profesionales a un destino y unos cometidos que no revela a Mónica y que tampoco podemos decir aquí sin hacer lo que ahora se ha dado en llamar «spoiler». Las conversaciones en la distancia por esos medios modernos de «skype» y «wasap» se suceden hasta llegar a un desenlace inesperado. Mónica usará su instinto como periodista para investigar más allá hasta hacerse con detalles de la vida de Ramón, conocer a sus amigos y su familia e incluso personarse en los sitios en los que él estuvo.
«Una historia de amor a contracorriente»

Menos mal que me enteré anteayer de su publicación por «twitter» aunque eso me da pie a que tengo que estar más atento al blog del autor, «Los trabajos y los días» donde lleva ya tiempo anunciado en este enlace. Dos horas y treinta y siete minutos de lectura ininterrumpida han sido los empleados para dar cuenta de los algo más de cuarenta y cuatro mil vocablos contenidos en sus doscientas veinticuatro páginas. Como curiosidad la palabra más mencionada es «todo» en ciento treinta y nueve ocasiones, lo que da idea de un variado vocabulario al que nos tiene acostumbrados este autor. Los nombres de los protagonistas aparecen en veinte ocasiones en el caso de ella y en setenta y ocho en el caso de él. Para lectores interesados en un análisis detallado de vocablos, un detalle completo del estudio estará disponible por un tiempo en un enlace ubicado al final de esta entrada.

Del relato que puede decir un incondicional como yo que ha disfrutado una vez más con la prosa ágil del autor. Un texto como siempre muy bien entretejido, con destellos de fina ironía, que te lleva adelante en la historia de forma continua y sin sobresaltos gramaticales ni concesiones a lo superfluo. He disfrutado estas algo menos de tres horas con una historia muy viva, muy actual, muy verosímil, con los ambientes, con las situaciones, con la psicología de los dos personajes y con la apreciación de ciertos valores humanos muy a la baja hoy en día y en peligro de desaparición. La situación no justifica que perdamos nuestra dignidad, nuestro norte ni nuestro futuro. Ciertas escenas me han recordado el estupendo libro de este mismo autor conjuntamente con Luis Miguel Francisco titulado «Y al final la guerra» cuya reseña puede verse en este enlace.

Como algunas veces ocurre en las películas de romanos, en los que puede verse alguno con relojes de pulsera en sus muñecas, he detectado un desliz en el relato que bien pudiera ser una licencia del autor para ver si el lector está atento. El «sms» que Mónica envía a Ramón para quedar a la siguiente semana de conocerse dice así: «Palacio de Cristal del Retiro, este sábado. ¿Puedes a las seis?». Sin embargo, puestos ya en escena… «No ayudó a apaciguarme que dieran las siete, y las siete y cinco, y las siete y siete, y allí no apareciera nadie.» Esa horilla de diferencia… ¿se les había olvidado cambiar el reloj por las fechas en las que estaban aunque era sábado por la tarde y no procedía todavía? Y ya puestos a apuntar algo más, echo en falta el título de los capítulos, al menos en la versión digital que yo he leído. Ambas cosas son fácilmente corregibles en las ediciones digitales, si se estima oportuno, aunque no tanto en las impresas en papel.

Algunas frases, cortas y profundas, entresacadas del texto y al final la lista de canciones referenciadas que habrá que escuchar al tiempo de una relectura dentro de un tiempo.
…que nada aconsejaba dilapidar tan pobres activos con un tipo con más ayer que mañana al que a saber por qué parecía haberle llamado la atención.
—Alba, ¿tú has pensado en ir a un médico? —Jamás. Quiero morirme sana.
—Cuesta. ¿Tú no tienes ningún vicio? —Alguno. Con moderación. Ya no soy un chaval. —¿Y podría entrar yo en el espectro de tus vicios?
—De veras. Aunque a veces no es fácil saber cuándo haces bien y cuándo haces mal, en este momento que nos ha tocado vivir.
No había engordado mucho, pero se le había blanqueado bastante el pelo.
—Bien, porque esta semana no me importaba nada estar subempleada en un puesto muy por debajo de mis posibilidades,
…democracia de amañada foto cuatrienal
Es lo malo que tiene ser miembro de algo: más pronto que tarde pierdes la posibilidad de decir que uno de los tuyos es imbécil o que uno de los de enfrente tiene razón.

...era una trabajadora precaria, y la precariedad tiende a rebajarte los estándares éticos

  1. Embrujada, Tino Casal
  2. Back To Black, Amy Winehouse
  3. Compass, Zella Day
  4. Creep, Radiohead
  5. Le ciel dans une chambre, Carla Bruni
  6. Old And Wise, Alan Parsons Project
  7. Chelsea Hotel #2, Rufus Wainwright
  8. Only You, Yazoo
  9. I love It, Icona Pop
  10. Primer movimiento: El sueño, Extremoduro
  11. Sweet Talkin’ Woman, Electric Light Orchestra
  12. Forever, Antonello Venditti
  13. Yo quiero verte danzar, Franco Battiato
  14. Frühling in Paris, Rammstein
  15. The Final Cut, Pink Floyd
  16. Somewhere Only We Know, Keane
  17. A Love So Beautiful, Roy Orbison
  18. Si tú piensas en mí, Vicky Gastelo
  19. If I Could Change Your Mind, , The Alan Parsons Project
  20. Tal como soy, Tino Casal
  21. Our Day Will Come, Amy Winehouse
Enlace al estudio de vocablos del libro, disponible por un tiempo

https://dl.dropboxusercontent.com/u/3899187/VOCABLOSdeMusicaparafeos.xls 

martes, 7 de abril de 2015

Nos vemos allá arriba, de Pierre Lemaitre

Pierre Lemaître es un escritor francés nacido en París en 1951. En sus primeras ocupaciones ejerció como psicólogo y educador de adultos para posteriormente dedicarse a la literatura y a la creación de guiones para cine y televisión. Mundialmente conocido, sus obras han sido traducidas a más de treinta idiomas. Su primera novela vio la luz en 2006, cuando contaba cincuenta y cinco años, bajo el título de «Travail soigné», seguida en 2009 por «Robe de marié» y «Cadres noires» en 2010. Vinieron luego «Alex», «Les grands moyens», « Sacrifices», «Rosy & John» y esta que nos ocupa « Au revoir là-haut», editada en 2013 y que recibió en 2014 el premio Goncourt.

La novela tiene sus comienzos en los coletazos finales de la primera Guerra Mundial y más concretamente en el asalto a la cota 113 por un grupo de soldados franceses entre los que se encuentran los protagonistas de esta historia, Albert Maillard y Édouard Péricourt, que traban una profunda amistad en las trincheras sufriendo los horrores de la guerra y las excentricidades de su capitán, Henri d’Aulnay-Pradelle, que potencian una variada sucesión de sentimientos de miedo, desamparo y humillación entre otros, al ver muy de cerca morir a sus compañeros y sus propias vidas en peligro. Édouard, de familia pudiente, resulta herido por una metralla que le destroza parte de la cara dejando prácticamente intactos solo sus ojos. La guerra finaliza y Édouard no quiere presentarse con ese nuevo y deformado semblante antes los suyos, por lo que opta, con la ayuda de Albert de hacerse pasar por muerto y adquirir una nueva identidad en la de otro soldado anónimo fallecido llamado Eugène Larivière. Albert está a punto de ser condenado en un consejo de guerra por las instigaciones de su capitán, que acabará convertido en cuñado del propio Édouard al casarse con su hermana una vez finalizada la guerra. De vuelta a la vida normal, la amistad entre ambos continúa fuerte a pesar de los vericuetos que tienen que sortear por el cambio de personalidad y por la adición de Édouard a no hacer nada, ni siquiera retomar su actividad como buen dibujante, sino por su adicción y dependencia de las drogas, morfina en sus primeros momentos y luego otras más fuertes como la heroína. La escasez de dinero y medios hace a Albert interaccionar con la familia de Édouard que le da por muerto, llegando a convertirse en empleado del banco del padre de su amigo, llegando a escamotear dineros para preparar un gran fraude a nivel nacional que les permitiría recaudar más de un millón de francos y huir fuera del país. Cuando ya tienen el dinero recaudado y están a punto de consumar su huida, las excentricidades de Édouard y las peripecias de Albert provocan un final inesperado.

Un novelón que por momentos me ha recordado vagamente a «Crimen y Castigo» en sus casi ciento cuarenta mil vocablos contenidos en cuatrocientas cuarenta y tres páginas. Los hechos reales de la guerra en un primer momento dan paso a sucesos truculentos, rayanos en lo trágico y lo cómico a la vez, donde van apareciendo una mezcolanza de personajes muy interesantes entre los que destacaría a la niña Louise, el recadero Coco, la madre de Albert en sus contadas intervenciones por alusión y sobre todo al funcionario Merlin, todo un ejemplo de persona desastrada pero íntegra en sus actuaciones y que da una lección al todopoderoso Henri d’Aulnay-Pradelle al no aceptar su chantaje al tiempo que le propina un escarmiento espectacular. El relato adquiere cotas irreverentes en algunos momentos en las alusiones de algunos dibujos realizados por Édouard-Eugène, un dibujante brillante que recupera su ilusión por los trazos al crear los espléndidos bocetos del monumento a los caídos que conseguirá engañar a muchos franceses. Si bien al principio y tras el relato de las escenas de guerra la trama desconcierta un poco, va creciendo subiendo en intensidad y expectativas a medida que avanza la novela hasta llegar a la explosión final. La riqueza de los hechos y su entrelazado confieren un muy buen nivel a esta novela que no defraudará a l lector. Las miserias humanas, tanto en época de guerra como después en la posguerra salen a la luz y no dejan títere con cabeza en todas las capas sociales. Ambientada hace cien años, no parece que difiera mucho de la situación actual, salvando las distancias y la ambientación. Personajes como los principales de la novela siguen existiendo hoy en día con otros nombres pero con las mismas actitudes, corregidas y aumentadas, especialmente en el mundo de los negocios y la política. En suma, una novela, y por extensión su autor, muy recomendable y para tener en cuenta. Estas son las ventajas de un Club de Lectura que te «obliga» a leer un libro al que posiblemente no te hubieras acercado nunca y que te sorprende gratamente.

Algunas frases seleccionadas a continuación, entre las que destaca la primera, referida al padre de Édouard, leída en la reunión del club por Javier y señalada por varios de los asistentes:

Péricourt tenía a la espalda una carrera de banquero, la mitad de su fortuna le venía de la Bolsa, la otra, de la explotación de diversas industrias. Le habría resultado fácil, por ejemplo, meterse en política, como muchos de sus iguales, aunque no habían ganado nada con ello. Su éxito personal se basaba en su habilidad, le repugnaba que dependiera de circunstancias tan inciertas, tan estúpidas a veces, como unas elecciones. Además, no tenía madera. Para ser político, se requiere ante todo ego. No, lo suyo era el dinero. Y al dinero le gusta la oscuridad. Para él, la discreción era una virtud.

Édouard debía de tener once o doce años. En esa época aún iba al instituto Sainte-Clotilde. A santa Clotilde, hija de Chilperico y Caratena, a esta última, una lagartona de cuidado, Édouard la había dibujado en todas las posturas, sentada encima de su tío Godegisil, a cuatro patas delante de Clovis y chupándosela al rey de los burgundios hacia el 493, mientras Remi, obispo de Reims, se la metía por detrás.

Édouard tenía una inteligencia que todos consideraban superior a la media, un talento innato para el dibujo tan increíble que hasta sus profesores de Bellas Artes se habían quedado pasmados, y una buena suerte insolente.
Así pues, Albert no se separó de su compañero y se convirtió en el auxiliar voluntario de las enfermeras.

En el fondo, una guerra mundial no es más que un intento de asesinato generalizado en un continente. Sólo que aquel intento en concreto iba dirigido a él en persona. A veces, mirando a Édouard Péricourt, Albert revivía el instante en que había empezado a faltarle el aire, y montaba en cólera.

…los devastadores efectos de su enterramiento. Una parte de él seguía bajo tierra; su cuerpo había emergido, pero una parte de su cerebro, prisionera y aterrorizada, había quedado atrapada allí abajo. Aquella experiencia estaba grabada en su carne, en sus movimientos, en sus miradas.

Édouard Péricourt acaba de morir por Francia. Y ahora Eugène Larivière, resucitado de entre los muertos, tiene ante sí una larga vida para recordar.

Cuidadosamente pegados en hojas. Incluso lleva un anexo donde figuran los números de serie. El tipo había devuelto el dinero... ¡Alucinante! Desconcertado por la información, Henri no conseguía juntar las piezas del rompecabezas: el informe, el ministerio, el dinero, los cementerios cerrados... Léon se encargó de establecer las relaciones:...

miércoles, 1 de abril de 2015

Traficantes de mentiras: o cuando las moscas se equivocan, de Consuelo Sanz de Bremond Lloret

En este primer trimestre de dos mil quince que finaliza, el libro elegido para el club de lectura de A leer que son 2 días ha sido «Traficantes de mentiras: o cuando las moscas se equivocan», ópera prima de Consuelo Sanz de Bremond Lloret que ha sido auto publicado únicamente en versión electrónica a finales de dos mil catorce y que puede encontrarse para su adquisición en este enlace. Según nos comenta la autora, está en fase de abordar su publicación en papel; mientras llega, la estimación en páginas es de 639 mientras que el número de vocablos asciende, ya sin estimación, a 175.669. Se trata pues de una publicación de cierto empaque por su tamaño.

Por una deferencia de la autora que públicamente agradezco, tuve la oportunidad de leer este libro antes de su publicación cuando en realidad no se trataba de un libro sino de una trilogía, pues tres eran los libros que la componían en aquel entonces y que ahora han quedado compendiados en uno solo. El anterior nombre dado por la autora a la trilogía era «CREADORES DEL PENSAMIENTO O CUANDO EL HOMBRE SE CONDIMENTA CON SAL». Se evita en el blog el hacer reseñas por duplicado de un mismo libro y por ello remito al lector a las reseñas individuales ya realizadas con anterioridad y que pueden encontrarse en los siguientes enlaces con los títulos individuales que en su tiempo tenían:

LIBRO 01 «Traficantes de mentiras o cuando las moscas se equivocan»

LIBRO 02 «Entrenadores de voluntades o cuando por un borrego se juzga la manada»

LIBRO 03 «Eyaculadores de palabras o cuando un perro no quiere pulgas»

En un comentario en el propio blog de fecha veintisiete de mayo de dos mil doce, se decía que «La autora tiene todavía sus más que razonables dudas acerca de publicar la historia en un solo libro o en tres en formato trilogía. De hecho tiene recomendaciones en los dos sentidos de las personas que hemos leído el libro». Tras esta segunda lectura, ahora de un tirón, no sabría optar por la juntura o la división: ambas tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Ya entonces quedé embelesado por la primera parte, algo defraudado por la segunda y con mejoría creciente en la tercera, cuestión que no he podido olvidar y que se ha vuelto a repetir.

Por no redundar en apreciaciones, solo decir que he vuelto a disfrutar con muchas de las descripciones, leídas de nuevo con más fruición. También los diálogos, especialmente entre los protagonistas Luis e Isabela destilan ingenio y gracejo, acorde con la psicología de estos dos personajes tan verosímiles y cercanos que no dejan indiferente al lector. Esperemos, y deseamos, que la novela cobre brío e impulso en el mercado y veamos a su autora hacerse hueco entre los autores de renombre.