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martes, 3 de enero de 2012

Los Peces de la Corona, Juan Carlos Arbex

La esperada continuación de “El Dibujante de Peces”, libro publicado en 2007 y que yo tengo desde su lectura entre mis favoritos. No hay reseña en el blog pero asumo desde este momento el efectuar su relectura para subsanar esta falta.

Juan Carlos Arbex es un polifacético autor que hace su segunda incursión con este libro en el terreno de la novela histórica, tras haber publicado varios libros sobre temas marítimos y haber dirigido y guionado documentales y series para cadenas españolas y extranjeras. Puede consultarse una breve biografía suya en este ENLACE.

El final bien tramado de “El Dibujante” daba pié a esta continuación que ha tardado unos años en ver la luz. Pero la espera ha merecido la pena. Hemos podido disfrutar de un libro muy bien construido en su armazón, denso en su contenido pero muy agradable de leer, con un léxico cuidado que hace al lector acudir al diccionario y que mantiene una tensión contenida en el relato y que hace que a su finalización quedemos nuevamente en la espera de una continuación, pues la vida de los protagonistas, de los buenos y de los malos, no se resuelve y no hay peor cosa en esta vida que un malandrín quede sin castigo.

La novela se desarrolla en los finales del siglo XVIII, a caballo entre los reinados de Carlos III y Carlos IV, años de 1787 a 1789, plazo de dos años en los que el comisario real Dn.Antonio Sáñez Reguart continúa impulsando la pesca y dando forma al gran libro para el que Miguel Cross, el dibujante, trazó en la anterior novela las espléndidas láminas que aún se conservan en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Ana María, sobrina de Dn. Antonio, está locamente enamorada de Miguel y a pesar de haber transcurrido más de un año desde su desaparición, se resiste a creer que haya muerto y con la excusa de desmontar la casa de su tío en Barcelona para su traslado a Madrid, se lanza en compañía del fiel criado Manuel y del contramaestre Rainiero Aiutamicristo a la búsqueda de Miguel hasta que consiguen dar con él en Cataluña, donde se explican muchas cosas que han ocurrido y que no desvelaremos aquí y que han sido la causa de tan larga separación.

Miguel no es querido como consorte por la madre de Ana María y Dn. Antonio pone en marcha una nueva iniciativa que separa de nuevo al dibujante de su amada comisionándole a las Indias para la realización de nuevos estudios. Las peripecias rodean de nuevo a Miguel que está a punto de perder la vida pero la novela finaliza partiendo de la Habana de regreso a España donde le espera Ana María. Como ya se ha comentado anteriormente, no es de recibo que el malévolo disector José Francisco de Navascués, nombre inventado que corresponde en realidad a J.B.Bru, quede sin castigo por sus insidias en contra de Miguel en esta y en la anterior novela por mor de acercarse a Ana María, que le rechaza de plano. Por ello, una tercera novela, que menos que una trilogía, se ve como imprescindible para dar carpetazo a esta historia y poner a cada uno en su lugar. Y no me resisto a mencionar a otro personaje real que ha martilleado mi cerebro, el capitán Bernardo Asteazuinzarra, cuyo nombre he sido incapaz de aprenderme correctamente a pesar de haberlo intentado, teniendo que recurrir al epílogo documental al final del libro donde el autor da fe de lo cierto y de lo inventado en esta narración, así como de hechos complementarios en aquella época.

Los personajes, los hechos históricos intensos de aquellos años, los lugares terrestres y marítimos, el mundo de la mar y las situaciones son descritos con gran maestría y la profundidad justa y necesaria para conseguir nuestra inmersión en los entresijos sociales de la época arropados en todo momento por un autor concienzudo en su estudio. Arbex utiliza sus otras dotes de pintor acuarelista para ir repartiendo pequeñas pero certeras pinceladas literarias que caracterizan de forma magistral los protagonistas y no tan protagonistas así como los múltiples lugares por los que transita la novela, haciéndonos tomar una idea definida de la trama, enganchándonos a ella y aprehendiendo una gruesa capa de barniz histórico que siempre viene bien. Las descripciones relativas al mundo del mar son preciosas y a mí me han gustado sobremanera aunque es posible que a algún otro lector le resulten algo extensas y tangenciales a la novela, pero para gustos hay colores.

Un soplo de aire fresco en una lectura más que interesante para degustar y desintoxicarse de tanto “códigodavinci” y publicaciones actuales similares y que puede ser leída, aunque no lo recomiendo, de forma independiente a “El Dibujante de Peces”. Estos dos libros no están disponibles por el momento en edición digital.

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