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domingo, 13 de noviembre de 2011

Acceso no autorizado, Belén Gopegui

Veinte euros en papel, seis en digital, números redondos, parece que las cosas van llegando a donde deben, aunque sea a la fuerza. Este libro trata sobre los entresijos del poder en los últimos años. Una izquierda al menos teórica que no ha hecho lo que debía y se ha plegado a los tejemanejes de lo que se ha dado en llamar mercados, tanto de fuera como de dentro. Las acciones del estado en el tema de las “cajas” y como su tratamiento político, urdido en manos de la vicepresidenta, acaba por forzar su salida del gobierno hostigada y vilipendiada por su presidente y alguno de los ministros, “coincidentes de viaje” que no compañeros, ni de gobierno ni de partido. Los intereses marcan los destinos y no es bueno oponerse a ellos, sino dejarse llevar, caiga quien caiga.

Ordenadores y hackers, jóvenes y no tan jóvenes, es el andamiaje de una novela de intriga en la que aparece retratado sin nombrarla la figura de la ex vicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega. Aunque a mi juicio hay algo de ciencia ficción en los planteamientos tecnológicos de redes e intrusiones de ordenadores ajenos, no son demasiado descabellados y sirven con precisión a los intereses del desarrollo de la narración. La vicepresidenta, Julia Montes en el libro, tiene por las noches un confidente; su ordenador personal. Se fía y confía en él, en lo que da en llamar para sí y para algunos amigos de su círculo cerrado “la flecha”. Los consejos, comentarios e incluso documentos de la “flecha” son acertados y ganan la plena confianza de la vice, que llega a comentar el hecho con algunos amigos íntimos, entre ellos Luciano, un antiguo sindicalista compañero de cien mil batallas, que la hacen ver el peligro de seguir por esa vía.

Firme en su convicción, la narración llega hasta la rueda de prensa, con sorpresa, de su despedida obligatoria, de un día para otro, del Gobierno. Los entresijos en la sombra siguen y seguirán, esté quién esté y gobierne quien gobierne.

La narrativa es fluida y como digo no demasiado descabellada en sus planteamientos tecnológicos. Bien retratados los aspectos humanos de hackers, abogados, sicarios, matones, antiguos sindicalistas y algún que otro secretario traicionero a su jefa. Es fácil durante la lectura ponerse en la piel de Julia y casi compadecerse de ella, entender su desencanto por su labor que intenta y no puede hacer y que a pesar de su poder teórico, no es más que una marioneta entre todo. El poder de la economía y la banca queda claro en esta novela, pero solo es una fabulación, nada que se parezca a la realidad. Pura imaginación de la autora.

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